El puente cubierto

Otra vez se encontraba Jon sentado en el alféizar de la ventana, situada en el puente cubierto que unía el Gran Torreón con la armería.

Desde allí podía observar el patio donde se entrenaban sus hermanos con los hijos del Rey. Normalmente, Jon también estaría ahí abajo entrenando con su hermano Robb, pero debido a la visita real no le estaba permitido bajar. No estaba bien visto que los bastardos compartieran el mismo lugar que los nobles.

La verdad es que Jon se moría de ganas por bajar y darle una paliza a Robb. Además de hermanos, eran muy buenos amigos. Aún que siempre terminases convirtiendo todo en una competición, se llevaban muy bien.

Fantasma, su lobo huargo, estaba sentado junto a él. Tenía un pelaje totalmente blanco y unos ojos rojos que a veces daba miedo mirar. Repentinamente Fantasma se levantó y miró hacia un lado del puente. Parecía que alguien se acercaba y el lobo se había preparado para recibirlo.

Fantasma se había levantado para recibir a Nymeria y a su dueña, Aria. Esta venia feliz. Parecía como si hubiese hecho alguna de sus trastadas. Casi siempre acababa sacando de quicio a Sansa o a la Septa Mordane, y la verdad es que eso me parecía divertido. Siempre me lo pasaba bien estando con Aria, con su carácter aventurero más que de señorita. Que es como la Septa quisiera que se comportase, como una señorita como su hermana. Pero a mi me gustaba como era.

- Si, es muy divertido ver como Bran vence a ese principito del sur.- dije contestando a su pregunta. La verdad es que me había salido un tono de voz un poco sarcástico que dejaba intuir que no me estaba entreteniendo mucho estando allí. Pero espere que no se hubiese percatado de ello. Por si acaso, cambie rápidamente de tema.

- ¿Por que vienes tan feliz? ¿Que travesura has realizado ahora?- pregunté, esperando que no se diese cuenta del cambio repentino de conversación.